jueves, 3 de enero de 2008

La vida de los otros


Mmm... sé que no soy el mejor crítico de cine, sé que el mejor análisis que puedo hacer de una película es "terrible wena wn" o "buu la cagá fome", pero hoy intentaré esforzarme, para transmitir a ustedes, lo que sentí al ver esta película.

Quizás está colgada con mi publicación anterior, "La privacidad y yo", esta película (alemana) contiene mucho de eso. Desarrollada bajo el contexto histórico, de la división de Alemania, en dos fuerte bloques, el oriental y el occidental.

La historia se desarrolla, en el "lado oriental del muro" de Berlin (socialista). Gerd Wiesler, es un funcionario de la policía secreta alemana STASI (su símil chileno quizás la DINA o la CNI). A primeras luces un hombre frío, calculador y muy correcto, comprometido al 100% con la causa socialista. De un momento a otro se ve envuelto, en el espionaje del poeta Georg Dreyman, porque éste aparentemente tiene "contactos con occidente". Con el correr de la cinta, se comienzan a develar, las luchas de poder entre distintos personajes, el manejo de influencias y múltiples situaciones irregulares y de corrupción, propias de los regímenes absolutistas (según pienso). Creo que la cinta, más que intentar hacer análisis ético o moral, acerca de este régimen socialista, lo que busca es , graficar , lo difícil que puede llegar a ser, dejar atrás todas las convicciones que te han acompañado durante tu vida, más si esta decisión implica poner en riego tu propia vida.

Película ganadora de múltiples premios internacionales entre ellos el Oscar a la mejor película extranjera.

Mas detalles de la película los pueden consultar en su web oficial (en alemán), o su reseña completa y en español (pero en wikipedia).

Por último, me queda recomendar el film. No es necesario tener, un mayor conocimiento histórico, para entender la película. Con un desarrollo ágil, y con un final, de los más emotivos y menos mamones que he visto.

Esta película no ha llegado a Chile (pese a ser estrenada a mediados del 2006), por lo que, la única forma de adquirirla, es bajarla por Internet. Sé que para muchos no es la forma correcta, pero, no queda otra, a Chile solo llegan "entretenidas producciones norteamericanas".


miércoles, 2 de enero de 2008

La Privacidad y Yo


A menudo, me encuentro con términos como, recinto privado, propiedad privada, inversión privada, y privacidad. Ante éste último, quisiera detenerme un poco y tratar de dimensionar, cual es mi privacidad, junto a sus límites y parámetros.

En una oportunidad, escuché una definición de privacidad, que según creo, es muy acertada “la privacidad propia, llega hasta donde comienza la privacidad del otro”. Tras un brevísimo análisis, me doy cuenta que esta palabra, que en primera instancia, parece inviolable, no lo es tanto.

Dada mi cercanía, con las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información, la primera forma de invasión a mi privacidad que noto, es la manipulación de mis datos, a través de la red. Sé que en la red, las bases de datos valen mucho dinero, pero, ¿porqué hay empresas que lucran, con lo que a mi punto de vista, sólo debo saber yo y una institución más?. Éste es el caso de Dicóm… Sí, lo asumo, he manchado mis papeles, por culpa de mi consumismo desmedido y casi enfermizo (no, mentira jje) he caído en el famoso “boletín comercial”. Ahora, la persona que quiera, a la hora que quiera, y desde el lugar que quiera, puede revisar, cómo me llamo, dónde vivo, mi estado civil, y por si esto fuera poco pueden saber cuanto y a quién le debo… ¿Privacidad? Las pelotas!!!.... Pero, aquí hay una salvedad, pues yo sabía desde un principio a lo que me exponía, nadie me obligó a venderle mi alma a Falladeuda, por lo que, todo lo que grite y patalee, es a mis ojos invalido.

Otra forma de invasión a mi privacidad, que también está en formato electrónico, es el bendito Spam. Creo que por el momento, no detallaré su funcionamiento, pero les pido a los poquitos lectores de este blog, que por favor, no incluyan mi dirección de correo, en las famosas cadenas (a menos que sean chistosas jje). No me interesa si quieren cerrar MSN, o si pido un deseo y lo reenvío a 20 personas se me cumplirá, o si una víctima de Chernobil recibirá 0.5 dólares por cada correo que envíe…De verdad se los pido, NO ME INCLUYAN EN CADENAS.

En el ámbito familiar, no corro mejor suerte. En mi basta familia, todos, pero todos sus integrantes, están expuestos a que su privacidad sea invadida, y a que su intimidad, sea ventilada, e hiperventilada. Por A o por B, toda mi familia se entera, si dije algo en contra de Dios, si no llego a la casa, si me gustan las mujeres mayores, si me acuesto tarde por quedarme chateando, si debo plata, si voy o vuelvo con la chica, si no me gusta limpiar el baño, si me cambio de carrera, si no me corto las uñas de los pies. En fin, desde cosas trascendentales, hasta otras insignificantes, de todo se enteran (o casi todo jje). Esto también tiene una salvedad. Quizás no me acomoda del todo, el que toda la familia invada mi privacidad, estoy dispuesto a aceptarlo. ¿El porqué? Bueno, por que me encanta invadir la privacidad de ellos… Copuchento al máximo jje.

Colgado a lo anterior, quisiera referirme, a mi núcleo familiar más cercano. No tengo cosas que esconder, pero me molesta, y siempre me ha molestado, que se metan en mis cosas personales. Sé, que si en estos momentos, lee esto mi mamá, mi papá, mi hermana, y en su momento la chica, dirían, “no, yo nunca haría algo así”. Pero pasa, ha pasado, y espero no siga pasando. No tengo porqué fijarme si cerré MSN, no tengo porqué decirle al cartero, que si llega correspondencia a mi nombre, me la entregue personalmente, no tengo porqué bloquear mi celular para que no me lean los mensajes, no tengo porqué cambiar mi clave del correo todos los días, no tengo porqué poner llave a mis cosas. ¿Por qué he de hacerlo, si yo no le reviso las cosas a nadie? Encuentro que es de muy mala costumbre husmear en cosas ajenas. Si quiero saber algo, lo pregunto. Soy un convencido, de que el que busca, encuentra… No quiero encontrarle nada a nadie.

Ahora bien, existen momentos, en los que necesito contar de forma imperiosa, mis cosas privadas. Para eso cuento, con la omnipresencia de mi abuelo (él sí que sabe todo), también contaba con mi perro, el Negrito (pobrecito, lo atropellaron mientras tomaba sol afuerita de la casa), cuento con Abel, con Carolina con Christopher, con Jaime (aunque se le cae el casette), cuento con Monserrat, con Pamela, hasta con el Nicotino, con Jah, Jehová, Alá, Buda, con un lápiz y un papel, con mi mente, y con este poco visitado blog.